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No sólo haciendo el payaso

21.06.2015 by Dan Hancox

Foto de Julio Albarrán (cc)

Crónica sobre la mesa 2 del Hackcamp #ReclaimtheCommons: Guerrilla Care Campaign. Idioma original: inglés («Not just clowning around»).

Nunca habría rechazado una invitación a una conferencia en Sevilla que se titulase Caring for the City: Reclaiming the Commons . Prometía combinar muchos de mis intereses, como lo son la necesidad de devolver el espacio público a los ciudadanos, el asombroso y exitoso movimiento español antidesahucios PAH y de manera más general, la izquierda española y los argumentos presentados por David Harvey y Anna Minton sobre el asalto constante del capitalismo tardío a la democracia cívica. Y también las tapas.

Una vez que había aterrizado ya en Andalucía se aclaró el itinerario: no se trataría de una conferencia al uso, sino de un Hackcamp altamente participativo; como una especie de retiro corporativo para activistas. Se nos agruparía con desconocidos, jugaríamos a juegos del tipo «conoce a tu compañero», disfrutaríamos de tiempo para hacer «networking» y a lo largo de tres días trabajaríamos juntos para crear una «campaña de guerrilla por los cuidados» (guerrilla care campaign) para ayudar a salvar un centro local definido como «espacio cultural… con particular énfasis en el circo, las artes escénicas y visuales». Así que, en esencia, teníamos la tarea de crear un flashmob para payasos.

Me preguntaba qué significaría esto en la práctica. ¿Tendríamos que meter al movimiento obrero organizado español al completo en un coche ridículamente pequeño? ¿Cómo se puede tirar un pastel de nata a un concepto abstracto como el neoliberalismo? La noche antes de empezar el Hackcamp, mientras reclamábamos el procomún con cerveza en mano por las calles de Sevilla con amigos de Barcelona y Ámsterdam, intenté averiguar por qué los payasos gozan de tan mala reputación. Por un lado, ni Canio in Pagliacci ni John Wayne Gacey, pasando por Pennywise, Crazy Joe Divola y Sideshow Bob, poseen un gran historial como luchadores por la justicia social.

Por supuesto que lo carnavalesco ha formado siempre parte de cualquier cultura popular y verdaderamente pública, y por lo tanto herir a Koko es herirnos a todos nosotros. Y si quieres defender la importancia del juego y la actuación en público, tienes que probarlos al menos mínimamente por ti mismo. El «cuidado», como observó un amigo en el Festival ZEMOS98, es sólo un término de nuevo código para referirse a «la ayuda mutua» y la «solidaridad», conceptos que resultan más familiares por ser parte del léxico de la tradición anarquista. Y así, nuestro grupo trabajó en conjunto como profesores de primaria, usando pintura de spray, rotuladores, post-it adhesivos, narices de payaso rojas y sesiones de lluvia de ideas. Como era lógico, lo que más me hizo aprender fue trabajar junto a nuevos amigos de toda Europa, con pequeñas conversaciones y experiencias de activismo en la ciudad de procedencia de cada uno.


Foto de Roi Guitián

Al final el resultado de nuestra acción de guerrilla urbana junto con todas las personas a las que conocí, fue enormemente divertido y mucho más útil de lo que había previsto. Usamos globos de helio para elevar una gran pancarta que pedía un nuevo hogar para La Carpa (el espacio circense) en uno de los -tristemente- numerosos edificios públicos abandonados en Sevilla. A los lugareños les encantó la iniciativa, difundimos con éxito el mensaje de una buena causa, ningún payaso intentó asesinarme, e incluso me bajé del burro y me puse una nariz roja (avergonzado, durante diez minutos). Trabajadores de mundo ¡uníos, no tenéis nada que perder, salvo vuestros tirantes a rayas!

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