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En las barricadas digitales

18.06.2015 by En Liang Khong

Photos by Julio Albarrán (cc)

Crónica sobre la mesa 4 del Hackcamp #ReclaimtheCommons: WebDoc Prototype. Idioma original: inglés («At the digital barricades»).

Un informe del Hackcamp #ReclaimTheCommons del 17 Festival ZEMOS98, Sevilla, 2015

A lo largo del verano de 2013, el Ministerio del Interior Británico comenzó con los preparativos para poner en marcha una cruzada de seguridad, la Operación Vaken, orientada a alentar a los inmigrantes a optar voluntariamente por la repatriación. Mientras furgonetas patrullaban las calles con el mensaje «¿Está Ud. en el Reino Unido ilegalmente? Vuelva a su país o afronte el arresto», el Ministerio del Interior (the Home Office) tuiteó además fotos de detenciones de migrantes, adornadas con el hashtag #inmigrantoffenders. La campaña fracasó estrepitosamente y les salió por la culata, rebotando por las redes sociales y provocando la aparición del hashtag #RacistVan junto a imágenes de las furgonetas combinadas con otras que llamaban la atención sobre asuntos más urgentes como la evasión fiscal.


Furgoneta con los mensajes originales generados en la campaña del Ministerio del Interior de UK. Fuente


Furgoneta con el mensaje hackeado por la comunidad. Más ejemplos aquí (fuente)

Aunque la Operación Vaken provocase una reacción popular, la serie de imágenes y tuits que compuso su campaña en la red se generó a partir de una confluencia muy real de significantes violentos y racistas que pueblan hoy en día el imaginario mediático británico. La cascada constante de eslóganes, imágenes y cuñas, teje un entramado transversal en el panorama mediático y acaba reduciendo a la gente a una serie de estereotipos, alejándonos así de la vivencia real y reduciendo el alcance de la lucha social. Urge más que nunca la necesidad de una plataforma desde la que lanzar una conversación audiovisual independiente y disidente, que sea capaz de permear el persistente chorreo de imágenes que corrompen nuestras redes. Una manera de encarar este tema es mediante el mal uso deliberado y creativo de tecnología; un espíritu presente en el corazón del Festival ZEMOS98 de este año, celebrado en Sevilla.

A lo largo de tres días en abril, ZEMOS98 creó el marco para un Hackcamp, aprovechando una especie de subcultura hacktivista como modelo para un grupo de trabajo, y poblándolo de activistas y periodistas de todo el espectro de la izquierda. Me uní a una red pan-europea de gente para trabajar en el campo del procomún, con la tarea de asumir el reto del activismo político a través del arte radical y los nuevos medios. Y en dicha tarea nos lanzamos a renovar la demanda del derecho a la ciudad, la resistencia de lo que la socióloga Sharon Zukin llama «pacificación por capuchino».

ZEMOS98 es parte de Doc Next Network, un colectivo que utiliza los medios digitales para abarcar tanto la cultura como la educación mediante el desarrollo y diseminación de una creciente colección de vídeos socialmente comprometidos, que van desde la documentación de ataques a los derechos de personas migrantes a las crisis de la vivienda por toda Europa. Más de 500 vídeos que retratan la vida en Europa a principios de este siglo, desde asambleas ciudadanas en Bosnia a las protestas en el Parque Gezi, y ofrecen breves retazos de recuerdos, pensamientos, fragmentos de declaraciones, e historias profundamente personales y humanas. Muchas de estas películas aglutinadas en el archivo Doc Next redifunden nuestros encuentros con la inmigración, el poder, y con la ciudad, redireccionando nuestro enfoque desde las fronteras de nuevo hacia las comunidades. Y señalan los espacios públicos como cruciales para asir alternativas radicales.

Me encontraba incrustado entre un grupo de cineastas y editores de vídeo muy talentosos: Andréu Meixide, Lucía Andújar, Nuria Campabadal, Lucas Tello y Anna Giralt (recién venida de documentar el cambio político radical en Grecia), así como los periodistas españoles Natxo Medina, Belén Picazo y Simón Vialas, y los codificadores Pablo Martín y Berto Yáñez. Todos reunidos con la tarea de utilizar el archivo de vídeo Doc Next para imaginar nuevas narrativas para los agentes sociales involucrados en reclamar el procomún, y proporcionar un interfaz audiovisual tanto para educadores como para activistas, mientras a su vez se cuentan historias importantes desde abajo.

Comenzamos a pensar varias maneras de mapear los vídeos a través del tiempo y el espacio, partiendo del trabajo de proyectos audiovisuales similares (por ejemplo el trabajo del colectivo Crisis-Scape en Atenas), para estudiar cómo se podían desplegar la cartografía y las cronologías para reflejar las respuestas europeas a la crisis económica, las explosiones sociales de 2011 cuando el movimiento de los indignados abarrotó la Puerta del Sol de Madrid, y la emergencia de nuevos experimentos democráticos. Escogimos nuestro camino entre la apabullante abundancia de metraje que documenta las nuevas formas de organización social de base y los nuevos experimentos de convivencia en común, y en particular, la proliferación de centros sociales autónomos por toda Europa.


Captura del WebDoc «City Symphony»

Manteniendo el foco en la de creación política, condición que tienen siempre las ciudades, redactamos dos proyectos que juegan con la perspectiva de las políticas urbanas progresivas. El primero fue City Symphony (Sinfonía Urbana), en la que extrajimos sonidos de vídeos del archivo Doc Next, haciendo que la ciudad misma se convirtiera en un instrumento. Imaginando la ciudad como una sinfonía, eliminando las cascadas de luz artificial y natural, permitido por un afecto aural particularmente espectral. El usuario tenía además el poder de quitar el ruido del tráfico que anuncia la ciudad como símbolo de dinamismo y modernidad, para desvelar un paisaje sonoro natural subyacente.

El otro proyecto visualizaba la ciudad como una interfaz activista con vídeos de Doc Next que documentan asuntos urbanos, desde la crisis de la vivienda hasta el sueño con modos de vida diferentes. En este caso se ponía el foco sobre la creación de una llamada a la acción (y no sólo de una narrativa) que sirviera de recurso para un movimiento periodístico de código abierto liderado por los ciudadanos. Los activistas de barrio tienen aquí un espacio para subir su documentación sobre el uso y el abuso del poder en las ciudades, y así reclamar su derecho a la ciudad.

Trabajando juntos, construyendo narrativas y creando arte a partir de un archivo, es una experiencia que al mismo tiempo es progresiva y regresiva. El acto de remezclar causa un profundo desequilibrio en nuestros imaginarios comunes, lo que implica que debemos estar alerta ante las formas reaccionarias en que se pueden combinar las imágenes, así como estar atentos a las historias radicales que se pueden contar. Estableciendo actos de resistencia audiovisual y disidencia contra dichas prácticas, una comprensión del procomún desde la izquierda radical tiene mucho que aportar al modo en que reflexionamos sobre el derecho al espacio público, el derecho a mundos digitales y el futuro de la lucha social en toda Europa. La resistencia ante el cerco del procomún debe implicar siempre empujar los límites de las historias que nos contamos.

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